martes, 24 de febrero de 2015

La importancia del perdón


»No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. (San Lucas 6:37 DHH)

Para muchas de nosotras es difícil pedir perdón cuando hemos cometido errores o  por mucho tiempo estuvimos esperando que la persona que nos lastimó, un día llegue pidiendo disculpas por lo sucedido, puede que eso pase pero también ese día puede no llegar nunca, por eso es importante darnos cuenta que el perdonar y pedir perdón es un regalo que nos podemos hacer a nosotras mismas, aunque esa persona nunca nos pida disculpas, con que tu decidas perdonar notarás que en ese momento te sentirás libre y sin carga alguna.

La falta de perdón no solo te consumirá emocionalmente  sino física y espiritualmente,  las consecuencias de vivir con rencor, resentimiento o amargura son devastadoras, te afectará en todas las áreas de tu vida, aumentará la tensión y la ansiedad, puede afectarte hasta los músculos y el equilibrio químico del cerebro.
El aprender a perdonar ayuda a prevenir enfermedades cardíacas, te traerá paz, te hará sentir libre,  el perdón continuo impide que se construyan y acumulen las emociones tóxicas.
El perdonar es una decisión y es cuestión de voluntad, es un  proceso de varias etapas, primero admitir la ofensa que recibiste, acepta el perdón de Dios en tu vida, entrega en las manos de Dios a tu ofensor, pide y acepta la ayuda de Dios en tu vida.
Perdona completamente no lo hagas de una manera parcial, esto significa que renunciarás al resentimiento y al derecho de desquitarte aunque tu hayas sido la persona ofendida.
Las ventajas del perdón son maravillosas, te recomiendo que tomes la decisión y comiences a vivir una vida diferente.

El Dr. Don Colbert dice que “El perdón diario es mi prescripción principal para una completa salud mental, emocional y física de una persona”

Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta. Facundo Cabral

Dayan García Arguello

Lic. En Psicología