Hablar sobre el enojo, es un tema muy actual, porque vivimos en una sociedad donde es tan comun ver a las personas enojadas, con ira, discutiendo por todo, usando un lenguaje brusco, en ocasiones un lenguaje muy obsceno. Personas molestas en la calle, en la tienda, en el tráfico y en todo lugar. Enojadas con la vida misma.
Y quien no se ha enojado alguna vez? Si somos sinceras todas. Las razones pudieran variar, Como humanos estamos expuestos a experimentar esta emoción.
El problema es cuando el enojo se convierte en un estilo de vida, cuando forma parte de nuestra personalidad.
Se ha dicho que el enojo es solo una emoción y que al igual que otras, como la tristeza, la alegría, etc. Es congénita, que nacemos con ellas. Inclusive nos excusamos diciendo: Así soy yo, así nací, Así era mi padre y yo lo heredé.
Pero estudios recientes afirman lo contrario, señalan que el enojo es una respuesta agresiva, aprendida de nuestro entorno, en muchos casos es aprendida desde la niñez.

Muchas veces no medimos el poder destructivo del enojo, cuando es un enojo descontrolado se convierte en ira.
Y se reflejará en nuestras acciones, actuaremos con amargura, con violencia, con deseos de venganza, el enojo es una arma tan destructiva, que puede terminar con familias, matrimonios, empresas, inclusive iglesias, y hasta naciones enteras. Y lamentablemente son muchas las personas que viven bajo el dominio del enojo, ya sea en forma abierta u oculta.
Pero que es en si el enojo? El Dr. D´Way C. Psicólogo, dice que el enojo se define en
términos generales como un sentimiento fuerte de hostilidad o indignación inducido por un disgusto intenso.
Sin embargo la Biblia describe el enojo y la ira como un pecado y no sólo como un sentimiento o emoción, Por eso exhorta en Efesios 4:31 ¨Quítese de vosotros toda ira y enojo¨ Si fuera simplemente una emoción, el Señor no ordenaría esto, porque sería parte de nosotros, sería algo congénito. El enojo sin control va más allá de una emoción.
Efesios 4:26 dice: ¨Enójate, pero no peques¨ Este es quizá el único ejemplo, en el cual la Biblia distingue entre la emoción del enojo y las actitudes pecaminosas.
Déjame decirte que el propósito de esta exhortación no es el de justificar nuestro sentimiento de enojo, sino más bien hacernos conscientes de la rapidez con lo cual el enojo nos conduce hacia el pecado.
¨Enójate, pero no peques¨ acaso, nos está dando una pauta a enojarnos?
Pudiéramos enojarnos por muchas razones, el problema es que cuando caemos en el enojo hay mucha probabilidad de que pequemos, perdemos el control y empezamos a hablar, actuar y a pensar de una manera que no agrada a Dios.
Existe también la persona con un comportamiento explosivo, se enoja fácilmente. Es difícil convivir con ella porque se les tiene que tratar como si fueran una copa de cristal, con mucho cuidado, también se les conoce como "bomba de tiempo", no se sabe en que momento van a explotar. Este tipo de personas tratan de controlar a otros y realizar sus deseos por medio del enojo.

Sgo. 1:19 NVI Nos dice: "Queridos hermanos tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, ser lentos para hablar y para enojarse". Y Ec. 7:9 Nos dice: "No te apresures en tu espíritu a enojarte". En ocasiones ni siquiera esperamos una explicación, porque el enojo ya tomó control de nuestras vidas.
Las citas anteriores Sgo. 1:19 y Ec. 7:9 mencionan las frases "Se lento para enojarte" y "No te apresures a enojarte" demuestran que el enojo está bajo nuestro control.
A la mejor nos parece imposible controlarlo porque ya ha ido demasiado lejos, pero déjame decirte, que si sometemos nuestra vida a Dios, todas las cosas son posibles, el está dispuesto a ayudarnos y darnos la Victoria.

Porque ya no podremos anular nuestras acciones o las palabras que dejamos salir en un momento de ira. Y lo más lamentable es que en algunos casos los resultados son fatales.
A veces tendemos a culpar a otros por nuestro mal carácter, pero los únicos responsables de nuestros actos somos nosotros mismos.
Es cierto que existe el enojo por las injusticias, la violencia que vemos, el abuso, la mentira, todo esto nos hace enojar, y decir: No es justo que esté pasando todo esto! El problema es cuando nos llenamos de ira y maldecimos o queremos tomar venganza, o inclusive permitimos que sentimientos de amargura o resentimiento contra aquellas personas invadan nuestro corazón, es allí cuando pecamos. Pero la palabra nos llama a resolver los conflictos bíblicamente y a vencer el mal con el bien. Ro. 12:21.
La buena noticia es que nuestro padre está esperando para venir en nuestro auxilio, y darnos La Paz que necesitamos, porque déjame decirte que el enojo nos roba La Paz.
Su ofrecimiento está vigente en este momento: Jn. 14:27 dice: "La paz les dejo; mi paz les doy. yo no se la doy a ustedes como se las da el mundo".
Para lograr esta paz, necesitamos tener una búsqueda constante de la presencia de Dios.
No importa cómo haya sido tu vida, Dios no te condena, él te extiende su mano y te dice: No temas, yo te ayudo! Solo entrégame tus debilidades y yo los cambiare por, amor, gozo, paz, paciencia, etc. Por esos frutos del espíritu de los cuales habla Galatas 6:22.23.
El solo espera que reconozcamos nuestras faltas y nos acerquemos con humildad.
A un corazón contrito y humillado, Dios no lo desprecia. Salmos 51:17.
Con Cristo podemos lograrlo!
Bendiciones.
Pastora Susana Arteaga/Enfoque a la mujer
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