¿Qué es y cómo obtener un corazón alegre?
a. Un corazón alegre es el resultado de una vida sobria
Los Proverbios destacan este aspecto cuando hablan de la alegría y del bienestar. Todas las recomendaciones que están escritas tienen el propósito de promover una vida sabia. La sabiduría para la vida tiene su origen no en el esfuerzo humano, sino en el temor a Dios (Prov. 1:7, "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.")
La vida sabia, que trae alegría, se describe en los Proverbios como una vida honesta y trabajadora, una vida bondadosa, una vida que acepta la corrección, una vida equilibrada que no se deja llevar por ningún vicio. Vivir con justicia en todos los aspectos es una de las formas de lograr un corazón alegre.
Todos estos aspectos se pueden resumir en esto: Un corazón alegre es fruto de tomar las decisiones correctas en la vida. ¿Pero, somos capaces de hacer esto?
b. Un corazón alegre es el resultado del actuar de Dios en nuestra vida.
Si buscamos desarrollar una vida plena y gozosa por nosotros mismos, no tardaremos en desesperarnos y ver que nuestros esfuerzos son insuficientes.
La búsqueda del gozo en el corazón nos llevará a buscar a Dios. La letra del conocido himno a la alegría dice "si es que no encuentras la alegría en esta tierra, búscala hermano más allá de las estrellas".
Al buscar la felicidad plena nos encontraremos que necesitamos no sólo que Dios nos ayude, sino permitir que sea él quien nos transforme completamente y nos dé un nuevo corazón lleno de alegría. Y esto sólo lo podremos encontrar en su presencia.
El Salmo 16:11 dice "Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre."
El gozo del Señor es un gozo permanente y no temporal. Pero para esto necesitamos ser dóciles a su enseñanza. Y su Palabra nos enseña y deja en claro nuestra incapacidad humana.
c. Un corazón alegre nace de una vida reconciliada con Dios.
La causa última de la infelicidad humana se encuentra en su condición, en la realidad del pecado en la vida. Esta situación mientras permanezca no permitirá que haya un corazón gozoso.
El pecado nos separa de Dios, el gozo verdadero sólo puede venir de nuestra reconciliación con él. El rey David reconoce esta realidad al decir en el Salmo 51: "Purifícame con hisopo y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades."
Esta reconciliación no provendrá de nuestro esfuerzo o de nuestro mérito, sino de la obra del Señor Jesús en su muerte y en su resurrección. Podemos reconciliarnos con Dios porque Jesucristo lo hace posible a través de la fe, "porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida." (Rom. 5:10)
Al recibir gratuitamente en Cristo el perdón de los pecados, se nos muestra un nuevo estilo de vida.
d. Un corazón alegre proviene de una vida guiada por el amor genuino.
Es verdad que en el amor está la felicidad verdadera. Pero no en toda clase de amor, no en el amor guiado por el interés personal. El amor que Dios nos mostró en Jesucristo es el amor que somos llamados a vivir y desarrollar: "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado." (Juan 15:12). Este amor genuino "no busca lo suyo, ni es egoísta"
El amor de Dios no nos permite ser indiferentes a los que nos rodean. El amor de Dios nos permite la reconciliación con los demás seres humanos. Cuando guardamos rencor y resentimientos, ellos nos destruyen y nos hacen infelices. El amor de Dios actuando en nosotros nos lleva a perdonar, y a saber pedir perdón... Hacer esto es una clave importante para lograr una vida plena y dichosa.
Junto con esto, el amor de Dios nos hace ser sensibles a la necesidad de todo ser humano que sufre, nos hace tener sed de justicia, nos hace buscar el establecimiento del Reino de Dios y su justicia en todas las esferas de la vida. El amor divino nos da una nueva perspectiva de la vida.
e. Un corazón alegre proviene de ver la vida con los ojos de Dios.
La presencia real de Jesucristo en nosotros nos da una nueva visión de la vida. Esta visión es paradójica para la razón humana. Cuando ponemos nuestra mirada en Jesucristo podemos tener confianza en el futuro y gozo aún en las dificultades.
El corazón alegre que proviene de Dios no nos hace negar nuestros sentimientos negativos, no nos hace huir de las situaciones adversas, más bien nos enseña a "poner nuestros ojos en Jesús".
Las adversidades ahora pueden ser vistas como parte del propósito de Dios para nosotros, porque "todas las cosas nos ayudan a bien" (Rom 8:28). Dios nunca nos dejará solos porque Jesucristo ha vencido al mundo.
La nueva visión de la vida nos quita las ansiedades por las cuestiones económicas y materiales; cuando nos convencemos que "nuestro Padre sabe que tenemos necesidad de estas cosas" (Luc 12:30). Esto nos da la plena confianza que nuestra vida está en sus manos, y que él nunca y en ninguna circunstancia nos dejará solos.
El verdadero corazón alegre sólo puede provenir de Dios, realizando una transformación profunda de nuestra vida.
La alegría que Dios da no es momentánea ni efímera, porque no se basa en las circunstancias, sino en su amor permanente. Por eso la alegría que podemos tener en él es permanente también.
Seguramente todos anhelamos ser felices en esta vida, busquemos entonces la felicidad que da el Señor. Entonces comenzaremos a gozar de los beneficios de un corazón alegre, benéficos para hoy, para nuestra apariencia y salud, pero también para hoy y siempre.
No nos conformemos con las alegrías que la sociedad nos ofrece, dispongámonos a recibir el verdadero corazón alegre que viene de Dios.