Los bebes enfermos necesitan amor especial.
Debería abortarse un hijo si se sospecha que va a nacer muy enfermo?
El doctor sale de sala de operaciones, mira a los padres y con mucha seriedad les dice: su hijo sobrevivió a la operación, pero debido al accidente, tendrá muchos problemas de salud. No sabemos si volverá a caminar o a hablar. La inmediata reacción de los padres es alivio porque su hijo está vivo, dolor por su condición y un deseo inmenso de que se recupere totalmente.
Sin embargo, cuando se trata de un bebé en el vientre, a menudo el doctor dice después de dar un diagnostico adverso: ¡les recomiendo un aborto!
Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo. Ezequiel 18:4
Así como la vida de un niño es muy valiosa y nadie se atrevería a decirle a los padres de un niño muy enfermo que sería mejor acabar con su vida de una vez, la vida de un bebé en el vientre merece respeto. Ambas vidas le pertenecen a Dios. La enfermedad por grave que sea no determina nuestro derecho a vivir.
A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de su mano. Isaías 64:8
Cuando trabajaba en un centro para embarazos en crisis, supe de madres que ante una enfermedad grave, decidieron confiar en Dios. Oraban por sanidad divina. Recuerdo un caso en especial de una madre joven a quien le dijeron que debía abortar a su bebé porque nacería con serios problemas en su corazón. ¡Nos unimos en fe con ella y su bebé nació sano! ¡Hay sanidad en Jesús!
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5
¿Pero qué sucede cuando un bebé muere en el vientre o apenas horas después de nacer?
Recuerdo ver a una bella mujer embarazada salir del consultorio del doctor con gran tristeza en su rostro. Después de muchos sonogramas y pruebas, el doctor seguía diciendo que su bebé solo viviría unas horas después de nacer. Ella había pasado días y semanas llorando. Le recordé como su bebé podía sentir su preocupación. La animé a celebrar esa vida. A hablarle, cantarle y expresarle amor. En las semanas siguientes, esta madre disfrutó de su embarazo y le dio a su bebita toda la felicidad que pudo. Cuando nació, oramos fervientemente para que pudiera sobrevivir. Después de 29 horas, rodeada del amor de sus padres, partió con el Señor.
Hay cosas que solo entenderemos cuando veamos a Dios cara a cara. Él podría haberla sanado, pero decidió llevársela.
El dolor de su partida lo sentimos hasta hoy. ¡Era una bebita preciosa!
Sus padres conocen al Señor y pueden decir:
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
II de Timoteo 4:7-8
Un aborto no habría permitido que todos viéramos su bella carita. No habría permitido su funeral. No hubiera permitido el consuelo de la reunión familiar. El aborto de un bebé enfermo es un acto lamentable y violento que impide a los padres ver un milagro de sanidad o tener un cierre emocional en el peor de los casos.
Abracemos la vida, la esperanza y los designios de Dios,
Foto: Celebrando la vida de una bebita muy querida
¿Qué dice Dios sobre el aborto? Una serie de reflexiones, escrituras y testimonios sobre la importancia de la vida