Cuando se está embarazada es muy
común escuchar la frase: “Lo que sea, nada más que venga sanito” Y sin duda
alguna esta frase indica el deseo sincero de que todo resulte bien. Sin embargo
y pese a los buenos deseos de todos, hay
ocasiones en las que no todo marcha como debiera.

Y secretamente deseas hacerte inmune
a las miradas curiosas, en lugar de ello
le haces ver a tu pequeño que al ser distinto llama la atención de todos a su
alrededor. Y quisieras hacerlo todo por el para que no se canse, pero las
lecciones que debe aprender para sobrevivir tienen que ser a base de prácticas.
Cuando el ánimo decae, tendrás que
sacar fuerza para convencerle que la autocompasión no ayuda en lo más
mínimo. La fortaleza y el dominio propio
le han sido incluidas desde la concepción misma.
Y entonces descubres que has sido tu
quien todos los dias aprendes lecciones de él, ya sea de tenacidad o de
paciencia o de diversión genuina y no concibes uno solo de tus días sin ese
hijo o esa hija "especial" que tienes a tu lado. Y es entonces cuando
comprendes que Dios jamás se equivoca y que su creación es perfecta.
(Dedicado a todas las madres que han sido elegidas por Dios para levantar y educar a pequeños que son diferentes ante una sociedad que necesita conocer del amor de Dios a través de ellos)